Mini-vacaciones

Lo que iban a ser unas vacaciones compuestas por vaguería y derecho de tres meses, se han convertido en unas vacaciones de exactamente 5 días. Anteayer, mientras hacía lo que es NADA, me llamaron para decirme que fuera a una entrevista de trabajo; así, sin más, una oportunidad caída del cielo sin ni siquiera haber echado el currículum en esa tienda. Anonadada me quedé. Al día siguiente llegué al Tormes, un hombre me dijo que la política de la empresa era simple y llanamente VENDER, y tres horas más tarde me contrataban para las rebajas del mes de julio. Poco, pero suficiente. ¡Qué felicidad! Aunque me quedara sin ir a Madrid a disfrutar de la victoria de nuestro Lip Dub... y sin el camping previsto para finales de julio...
Y ayer también, mi última nota del cuatrimestre se presentó cuando no la esperaba.. un maravilloso 10 para finalizar el curso.
Así que contenta estoy; desde el 1 de junio las cosas han ido más bien que mal. Ahora me haré un esguince, me daré un golpe en la cabeza, me cagará un pájaro, me atragantaré con el chocho (sí, chocho, en mi pueblo se dice así) de una aceituna, o se me estropeará otra vez el móvil, porque tanta fortuna no puede ser normal; no obstante, será un mes que al menos he disfrutado de lo lindo.
Me despido, que como he dicho, sólo me quedan 5 días de vacaciones hasta que los hombres (y sus mujeres, y sus novias, y sus madres) me revuelvan la ropa hasta hacer unos montones de tres metros de alto. Al menos sé que esta vez no me tocará limpiar vomitaos de niños, ni pensaré que al deshacer los montones de ropa, encontraré algún niño afixiado dentro como me pasaba en Zara.