
Hinchables que se golpean. Emoción. Nervios. Colgante de La Roja. "Vuvucelas". Voces. Insultos y piropos. Manos arriba y abajo. Móvil en bolsa de plástico. Cuatro clases de cervezas. Una tele. Amigos y conocidos. Pipas. Y un GOL. Locura. Batallas de cervezas y otros líquidos que no logré adivinar. Y fuente. Y "waka, waka" una y otra vez. Y una banderita de España agarrada (qué raro!). Y fuente otra vez, saltos, alegría. Abrazos y más LOCURA. Y risas con Iker y Sara. Bailes, música. Disfrutar de la misma forma que disfrutó el más forofo de todos. Cansancio. Pelo "alcohólizado", piernas negras y emoción por haber visto cómo España ganaba un Mundial. Cama. Y pocas horas más tarde, trabajo, y 35 cajas de ropa delante de mis narices a las 10 de la mañana. Dolor de cabeza. Más cansancio, mucho más, pero todavía con la alegría en el cuerpo.
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