Cuando una vez me dijeron que estaba loca, acepté el dictamen sin protestar: fue ésa la primera vez en la vida que se hizo justicia conmigo. Que nadie venga ahora a reclamarme cordura; mi cordura es mía y no pienso compartirla con nadie.

jueves, 9 de diciembre de 2010

RICOS Y SALVAJES

Hacía mucho tiempo que no leía un diario local, y no será porque no tenga ninguno a mi disposición, ya que en mi casa todos los días está plantado en la mesa uno de ellos. Será por el poco tiempo que tengo libre, o por esas continuas críticas que algunos de los profesores de la facultad hacen a estos periódicos, que ya no se sabe si están criticando a otros profesores indirectamente, o directamente quiere que nos animemos de tal forma que estudiemos hasta convertirnos en Gabilondos y salgamos de esta provincia. Hoy, en una de las interminables esperas en la estación de autobuses, saqué de la mochila el Adelanto, uno de esos periódicos que como se dice literalmente "lo único que hacen es publicidad y propaganda de los pueblos, las instituciones y las universidades", y es verdad, no hay más que ver los titulares, pero aún así no tengo por qué dejar de verlos. Me gustan las cuatro hojas dedicadas a opinión, llamadme medio inculta porque no prefiera tragarme un rollo de Juan Manuel de Prada en el ABC sobre Marruecos o Honolulu, que ya sé que él sabe mucho, pero mi capacidad intelectual (lo reconozco) no está todavía a la altura de entender todo lo que escribe sin dispersarme en la tercera palabra de una de sus frases. Y a lo que iba, que estaba leyendo yo tan agusto el periódico, una columna de opinión y recordé cuánto me gustaban algunas. Y a ver si no pierdo la costumbre, que de todo se aprende, sea de Salamanca, sea de Madrid. Hoy me ha llegado a la patata más un texto de Rafael Torres, "El Adelanto", que lo que quiera haber escrito el magnífico Luis Mª Ansón. Aquí os lo dejo:

RICOS Y SALVAJES

Si los escritores organizaran una huelga salvaje y abandonaran sus escritorios de súbito y sin más explicaciones, no pasaría absolutamente nada. La gente vuela, pero no lee, y aun si leyera, con lo que ya se ha escrito habría para ir tirando dos o tres eternidades. Lo mismo cabría decir de los periodistas, con alguna ligera variación: si dejaran de pronto, salvajemente, de contar lo que pasa, la gente se lo agradecería. El no saber ni enterarse de nada es, para muchos, la piedra angular de la felicidad, particularmente de la de los que no quieren que la gente sepa ni se entere de nada. Por lo demás, si los educadores se entregaran a una huelga salvaje éste mes, los niños apenas la notarían: entre pitos y flautas, esto es, puentes brutales, vacaciones alucinantes, catarros, lluvias, vientos y nieves, no les queda más allá de cinco o seis días de clase. Por esa senda de paupérrimo aprovechamiento del tiempo y de la única edad en que puede aprenderse algo, las criaturas se hincharán a volar en el futuro si los controladores les dejan, pero no abrirán un libro aunque les arranquen la piel a tiras.

No hace huelga quien quiere, sino quien puede, y, en general, sólo salen bien las de los ricos, que son los que pueden. Los bancos, por ejemplo, se pusieron de huelga salvaje crediticia y nadie les mandó la Acorazada Brunete, sino montañas de euritos frescos para acrecerles el ánimo decaído. La última huelga de pobres, en cambio, ya vimos cómo salió, de pena, y es que a los pobres sólo nos mueve la reivindicación de menudencias, el empleo, la dignidad del trabajo, el salario suficiente, y no las cosas de gran aparato de los ricos, como la codicia, el morro, el abuso o los privilegios.

Ni como escritor ni como periodista le valdría a uno de nada, en fin, ponerse de huelga salvaje. Ninguna muchedumbre airada iba a venir al despacho o a la redacción a increparnos, ni un mal sargento chusquero a amenazarnos con un buen paquete. Todo lo contrario.


2 comentarios:

RA dijo...

Comparto opinión contigo, Sarandonga. Respecto a lo de la riño... xDDD me dirán de todo jaja (pero que lo de los calcetines sí es tendencia, eh?)

Melanie dijo...

Ante esto sólo puedo decir: ojalá sea mío el artículo de opinión. Realmente bueno.